Cada que en alguna conferencia, algún padre de familia me expresa su preocupación sobre los peligros para los niños en los tiempos actuales, diciéndome; ¡Pero qué mundo van a heredar mis hijos, en mis tiempos las cosas eran diferentes!, suelo contestar; ¡No se preocupen por el mundo que van a heredar sus hijos…mejor preocúpense por los hijos que ustedes están formando para el mundo!
Qué valores les están enseñando, cómo los están educando, de qué manera los están preparando para los retos de la modernidad.
Iniciemos analizando lo que enfrentamos en la actualidad, nuestro país está experimentando situaciones frustrantes; el desempleo, las crisis económicas, la inseguridad, la violencia intrafamiliar, el suicidio infantil y juvenil, las drogas, el alcohol, entre un sinfín de situaciones que nos alarman sobremanera.
Ante un sistema de gobierno vulnerable y carente hasta la fecha de soluciones que vislumbren mejores oportunidades de progreso, incapaz de generar programas correctivos y preventivos de alto impacto para la sociedad.
Hace falta concientizar a nuestros jóvenes que los caminos cortos y fáciles no significan precisamente lo mejor para la vida, lo placentero es efímero pero se disfruta tanto que se ha quedado en la ideología como una premisa fundamental (el dinero, el poder y el placer son combinaciones que enmarañan el pensamiento y la conciencia) es necesario promover la ética como parte de una formación integral, entender que la ética genera progreso, afirmo que si los malos supieran lo lucrativo que significa tener ética, serian buenos aunque sea por conveniencia.
En tiempos tan difíciles es necesario regresar a lo básico, los políticos honestos, los funcionarios preocupados realmente por la gente, tendrán más opciones de crecimiento en una sociedad que ha llegado al hartazgo y que apunta al colapso social.
En las naciones se están desvirtuando los conceptos y hay una notable confusión de los valores, un ejemplo claro es el sistema capitalista imperfecto que permite una desigualdad significativa, zonas de alta marginación, pobreza extrema, deficientes servicios de salud, baja calidad en la educación… por mencionar algunas generalidades de la problemática actual.
Hace falta un despertar social, no hablo de una “primavera árabe” ni una rebelión subversiva violenta propiamente, pero si me refiero a que no se puede seguir en la dinámica en la que; “La gente que muerde la mano que lo alimenta, generalmente lame la bota que lo p atea”, y esto debido a que si no estás bien informado los medios de difusión te harán amar al opresor y odiar a tu hermano oprimido, hace falta alinear los esfuerzos hacia la conquista de mejores oportunidades para el progreso, trabajo digno, justicia e igualdad, incremento de la calidad de vida, abolición de la pobreza y múltiples necesidades de los pueblos de nuestro México.
Es necesario que las personas tengan acceso a los derechos fundamentales; tres de ellos vienen tácitamente implícitos en la constitución política de diversos países del mundo, el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad.